05 septiembre, 2007

Salvando las distancias


Cuando tienes lejos a los que quieres lo único que te une a diario a ellos es el móvil, si acaso el ordenador. Lo de verse se limita a fines de semana o vacaciones puntuales. Muchos pensaréis, y éste de qué coño se queja si tiene más vacaciones que el resto. Cierto, y de eso no me quejaré nunca. Pero en ciertos casos, eso no basta. Quizá hoy, recién llegado a Madrid piense más en eso y dentro de unos días ya me haya hecho a la idea pero ahora mismo no puedo evitar pensar en ello. No es tristeza, es simplemente una apreciación.


El problema es que llega un momento en que me empiezo a cansar de hacer kilómetro tras kilómetro con el coche, aunque me gusta conducir (como decía el anuncio). Y más cuando un viaje de tres horas se puede convertir en uno de cinco. Y llegar y que haya aparcamiento. Y la pobre Kenia metida en un cubículo minúsculo toda agobiada. Y cuarenta euros más para gasolina. Y llamar cabrón en cada viaje a unos cuántos porque piensan que la autovía es suya.


Como no me queda otra pues iré a mirar el calendario, fines de semana, puentes, vacaciones e ir viendo cuando vuelve a arrancar lucifer. Pobre Kenia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando vuelves a Madrid también puedes encontrarte con toda esa gente que llevas varios meses sin ver, ¿no?
Tampoco es tan malo...

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo..por aqui también hay grandes tesoros...jajaja

Anónimo dijo...

Que razón tienes... pero en mi caso es peor: sin coche, dependo de rocambolescas combinaciones o de algún favor para poder ir a ver a los míos. Siempre nos quedará el móvil...

Máximo dijo...

Anónimo: Cierto, no todo es malo.
Carolina: Sí, por eso hacen tantos túneles, para buscarlos.
Cuervo: El Xsara también puede llevar cuervos viejos.