26 noviembre, 2008

Fútbol rosa

La leche. Zapatillas de fútbol rosa. Sabíamos que algo le faltaba el fútbol, y era esto. Estéticamente me parecen perfectas. Le da ese punto de glamour que le faltaba a los terrenos de juego. Mucho trajecito bueno, mucho diseño en los peinados, mucho tatuaje, mucho coche de lujo...pero les faltaba el toque fashion al recibir un balón. Bueno, pues ya lo tenemos.

A disfrutar reinonas, ya podéis salir del armario o, al menos, abrir un poco la puerta.

19 noviembre, 2008

A las cuatro

Cuando salgamos a las cuatro, te voy a crujir las orejas (Bud Spencer dixit). Si estás en tercero y viene uno de sexto a decirte eso, tu mundo cambia al instante. Subes las escaleras hacia la clase pensando en esa hora; te sientas y no haces más que pensar en el momento en el que la mano del otro impacta contra tu oreja. No oyes al maestro, oyes el sonido de la hostia que te han prometido. Miras la pizarra y visualizas tus orejas de un color rojo dolor.

Y por mucho que intentes hablar con el amenazado para tranquilizarle, o con el amable alumno de sexto que ofrece hostias como panes, sabes que sólo vas a alargar la agonía. Más pronto que tarde, llegará el momento. Quizá, con mucha suerte, el repartidor entrará en razón y verá que no le compensa dar una hostia y quedarse sin patio una semana. Lo triste es que en estos casos la razón no sirve. Lo único que funciona es contrarrestar con otra amenaza. No, no es muy educativo pero aún no se ha inventado nada más efectivo.

Es así, no se puede utilizar la lógica en un colegio. Verbigracia.

- ¡¡¡ Profe, profe !!! Jose me ha dicho que soy tonto.
- Pero, ¿a que tú no eres tonto?
- No.
- Pues entonces no te preocupes y luego hablo yo con él para que no te lo diga más, ¿vale?
- Vale.

Problema solucionado. Es el día a día de un colegio, lógicas extrañas pero aplastantes.

08 noviembre, 2008

Para mear y no echar gota


Esta semana han condenado a un bombero por apagar un incendio en su tiempo libre. ¿¡¡¡Mande!!!?

Pues sí, saca a una mujer y a un anciano, en silla de ruedas, de la casa. Después con una manguera de regar trata de apagar el incendio, momento en el que un guardia civil le tira de la manguera y le dice que salga de allí. Se niega. Al terminar de apagar el incendio, sale de la casa, se identifica ante el agente y le pide disculpas por si le había levantado la voz.

Ni corto ni perezoso, el picoleto le denuncia por desacato. Hasta aquí dices, vale, le ha dado un calentón y denuncia que te crió. Pero es que en el juicio le condenan a pagar 180 euros y 500 euros más para pagar las costas del juicio.

Salva dos vidas, consigue que la casa no se queme y como premio, le denuncian, 680 euros y la cara de tonto que se le debe haber quedado.

Me alegro de que el guardia civil pueda dormir ya tranquilo y de que el juez en cuestión pueda contarles algún día a sus hijos y a sus nietos su salomónica decisión.