27 octubre, 2006

Llámame a voces



Voy a salir corriendo de mi casa. Esta mañana me he levantado con la sensación de tener 40 años más. Me dolía todo, he estado a punto de no ir a trabajar; al final le he echado huevos y he incorporado unos nolotiles a mi dieta. Además no había agua. Nada de ducharse, nada de lavarse la cara a gusto, nada de lavarse los dientes como dios manda. Y como soy muy previsor pues no había agua de reserva. Una mísera botella de medio litro. Me he ido a trabajar con la sensación de ser un guarro absoluto.

Y todo esto no valía, al volver a casa buscando las llaves y a punto de entrar al portal me doy cuenta de que ¡¡¡ no hay portero automático !!! Algún mangui ha decidido que era precioso y quedaba mejor en su casa. Ahí está el hueco y los cables al aire, alegría !! Si alguien decide darme una sorpresa que me llame a voces desde la calle. Si es que estoy en ella porque como ahora se vaya la luz voy a salir corriendo y no vuelvo hasta el domingo. ¿Qué pie habré puesto en el suelo al levantarme?

21 octubre, 2006

Fuera de lugar


En la noche madrileña acabas descrubiendo bares a los que jamás hubieses entrado de no ser por circunstancias especiales. Sabemos qué bares nos gustan, a qué sitios entras por compromiso y también sabemos en cuáles, ni siquiera, nos dejan entrar (al menos los fieles a las zapatillas y a la camiseta guarrera). Ayer fui ver a un "conocido" tocar en uno de éstos últimos. El concierto estuvo bastante bien, versiones de clásicos del blues y rock and roll de los 70. Pero al acabar el concierto, el bar empezó a convertirse en un desfile de modelitos con gomina y rimmel de ojos. Toda la ropa muy bien puesta y una especie de sonrisa estúpida que nunca he entendido. ¿Prejuicios? Pues claro. Pero es que cada noche en uno de éstos bares no hace más que confirmarlos. El caso es que ante un ambiente tan...no sé, tan así no puedo evitar cierta sensación de extrañeza. No es incomodidad, ya que con el paso de los años hay pocos sitios en el que uno se sienta incómodo. Sencillamente, me siento fuera de lugar. Ir acompañado ayuda a no tener demasiado en cuenta en qué bar te encuentras y pasártelo bien con la gente con la que vas. Pero fuera de ese circulo había carteles que decían "fuera de lugar", como la órbita de Plutón. Quizá sólo los veía yo.

03 octubre, 2006

Aprendiendo


Ya he vuelto al cole. Con mi mochila, con mi recreo, con la salida en tromba de todos al sonar el timbre... Ahora que he conseguido lo que quería me doy cuenta (quizá por la tranquilidad que supone una plaza fija) de muchas más cosas. Y lo digo para bien porque quizá antes se escapaban detalles para los que ahora tengo mucho más tiempo. Y aunque vengo al colegio a enseñar creo que salgo ganando; aprendo mucho más de lo que puedo llegar a enseñar. Ellos son unos 20 de media por clase, yo soy sólo uno. Es como pasar por distintas tribus cada hora. Distintas costumbres, distintos jefes, distintas leyes. Unos más salvajes, otros más civilizados, otros que quieren y no pueden.... Un auténtico tratado de sociología y hasta casi antropología. Estoy aprendiendo mucho.