21 octubre, 2006

Fuera de lugar


En la noche madrileña acabas descrubiendo bares a los que jamás hubieses entrado de no ser por circunstancias especiales. Sabemos qué bares nos gustan, a qué sitios entras por compromiso y también sabemos en cuáles, ni siquiera, nos dejan entrar (al menos los fieles a las zapatillas y a la camiseta guarrera). Ayer fui ver a un "conocido" tocar en uno de éstos últimos. El concierto estuvo bastante bien, versiones de clásicos del blues y rock and roll de los 70. Pero al acabar el concierto, el bar empezó a convertirse en un desfile de modelitos con gomina y rimmel de ojos. Toda la ropa muy bien puesta y una especie de sonrisa estúpida que nunca he entendido. ¿Prejuicios? Pues claro. Pero es que cada noche en uno de éstos bares no hace más que confirmarlos. El caso es que ante un ambiente tan...no sé, tan así no puedo evitar cierta sensación de extrañeza. No es incomodidad, ya que con el paso de los años hay pocos sitios en el que uno se sienta incómodo. Sencillamente, me siento fuera de lugar. Ir acompañado ayuda a no tener demasiado en cuenta en qué bar te encuentras y pasártelo bien con la gente con la que vas. Pero fuera de ese circulo había carteles que decían "fuera de lugar", como la órbita de Plutón. Quizá sólo los veía yo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmemte fuera de ligar, melón, totalmente. Vaya cieguete

Máximo dijo...

jajaja, si, eso también. identificate clarence