Hay sensaciones que son muy, pero que muy díficiles de explicar. La que tengo ahora parece fácil. Siento pena por irme de Madrid. Pero la sensación va mucho más allá de todo eso. A la pena se une un repaso continuo de lo vivido en estos casi siete años y son tantas cosas que es como soñar; quieres recordarlo todo pero no puedes. Esa es la parte difícil.
No me apetece repasar ahora todo porque algo así requiere su tiempo y recordar casi siete años supondría escribir demasiado y aburrir a los lectores. Simplemente me voy a quedar con lo bueno y a agradecer a todos los que realmente me han hecho sentir bien en Madrid, que lo hayan conseguido.
Gracias a todos.
Gracias Madrid.