Ante la inesperada noticia recibida esta misma tarde, no he podido evitar poner la música a toda hostia y bailar como un gilipollas. Sí, ya sé que bien no bailo, pero después de un havana y el subidón que tenía encima, me ha dado por ahí. Y he aquí una muestra de algunos de los hits (variedad en su mayor acepción) que han sonado y que, como mínimo, hay que compartir con los lectores del blog que, en su gran mayoría, se solidarizan con la causa del Chile. Salud y buenos alimentos.
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente - Wittgenstein
23 abril, 2008
12 abril, 2008
01 abril, 2008
Nunca antes de que sea tarde

Los planes me ponen nervioso: ahora esto y luego lo otro. Que va, que va (que va...yo leo a Kierkegaard, que dirían algunos). Lo establecido me da escalofríos. Saber o conocer parte de lo que se va a hacer está bien pero gracias a dios (o Dios) existe la improvisación. Supongo que también hay que saber improvisar, y hacerlo bien, en ciertos momentos.
Algunos dirán que si no planeas ciertas cosas, tus actos o un encuentro, puedes cagarla. Claro, pero haciéndolo también. Y está comprobado. Con planes, la cagas. Improvisando, la cagas. Y viceversa. Conclusión, prefiero improvisar. Me va mejor.
Esto lo hago extensible al momento de acostarme. Hoy de verdad que me acuesto, como muy tarde, a las 11:30. Fácil, ¿verdad?. Mis cojones treinta y tres. Cuando digo eso, acabo en la cama entre doce y doce y media. No puedo evitarlo. Que si House, que si el portátil, que si un cigarro, que si una coca-cola, que si Buenafuente. De momento van a ser las doce y aquí sigo.
Por cierto, mañana cuando llegue me echo la siesta. Bueno, tal vez no.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)