Al colegio he ido porque ya me tocaba las narices estar tanto tiempo sin hacer nada y porque los niños son pocos pero si pasan mucho tiempo sin su tutor, al final se desmadran. Así que ven ya noviembre porque estoy del mes diez hasta los cojones. He dicho.
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente - Wittgenstein
28 octubre, 2010
mes diez
Es que no pienso ni decir el nombre del mes que corre porque me está tocando los cojones demasiado. Llevo desde el día 2 casi sin trabajar por culpa de las enfermedades. Empezando por una operación, para continuar con una lumbalgia y terminar con un dolor de muelas pavoroso.
Al colegio he ido porque ya me tocaba las narices estar tanto tiempo sin hacer nada y porque los niños son pocos pero si pasan mucho tiempo sin su tutor, al final se desmadran. Así que ven ya noviembre porque estoy del mes diez hasta los cojones. He dicho.
Al colegio he ido porque ya me tocaba las narices estar tanto tiempo sin hacer nada y porque los niños son pocos pero si pasan mucho tiempo sin su tutor, al final se desmadran. Así que ven ya noviembre porque estoy del mes diez hasta los cojones. He dicho.
19 octubre, 2010
Quiero que la televisión sea así
No hace falta ser maleducado, ni borde, basta con dejar las cosas claras desde el principio y no dejar el menor resquicio de duda respecto a tus pretensiones. Esto mismo intento aplicarlo a diario e incluso veo cómo lo hacen otras personas pero debería estar mucho más extendido. Y no sería un mal comienzo que la televisión ayudase a algunas personas a darse cuenta de ello. Quizá así, en el día a día, mucha gente tendría claro que nadie tiene porqué pisarte y encima pretender que te quedes callado.
08 octubre, 2010
+ 8
Cosas que cambian y cosas que no. Hace casi exactamente ocho años el autobús llegó a Conde de Casal, que por cierto ya no existe como estación, del metro me bajé en Iglesia y ahí comenzaron casi siete años de Madrid.
Hoy, ocho años después, estoy de nuevo en Madrid. Ya no vivo aquí pero estoy con las dos primeras personas con las que empecé a vivir en esta ciudad. Las circunstancias son distintas pero una vez "en casa", nada ha cambiado. Eso me transmite buenas sensaciones y ahora que pasado el tiempo puedo comparar me doy cuenta de que ciertas cosas siguen siendo igual. Es extraño, paradójico pero bonito.
Se podría decir que he perdido la cercanía inmediata, pero en realidad, no he perdido nada, de hecho, he ganado mucho.
Hoy, ocho años después, estoy de nuevo en Madrid. Ya no vivo aquí pero estoy con las dos primeras personas con las que empecé a vivir en esta ciudad. Las circunstancias son distintas pero una vez "en casa", nada ha cambiado. Eso me transmite buenas sensaciones y ahora que pasado el tiempo puedo comparar me doy cuenta de que ciertas cosas siguen siendo igual. Es extraño, paradójico pero bonito.
Se podría decir que he perdido la cercanía inmediata, pero en realidad, no he perdido nada, de hecho, he ganado mucho.
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