Decidió salir a dar un paseo, aunque no le apetecía demasiado. Tras casi dos días sin salir de casa era lo mejor que podía hacer. Después de cerrar la puerta cayó en la cuenta de que no había pensado donde iba a ir, pero eso daba igual.
Apenas encontró gente, quizá porque ya eran las nueve y hacía algo de frío. El caso era salir, no encontrarse con nadie conocido y poder pasear tranquilo sin tener que pararse a saludar o a comentar con algún vecino el tiempo que hacía.
Cuando volvió a mirar el reloj eran más de las diez. Había caminado sin parar durante más de una hora y le pareció que ya era hora de volver. No tenía hambre, ni frío, pero igual que salió de casa, decidió volver.
A medida que avanzaba se daba cuenta de que no quería volver pero algo le empujaba a seguir caminando. Ya faltaba menos, apenas dos calles. Una y giró. Su casa no estaba. El solar que ocupaba estaba vacío. Las mismas casas a izquierda y a derecha, la misma casa enfrente. La suya no estaba.
Se abrochó el abrigo, respiró profundamente y comenzó a caminar de nuevo ." Ya aparecerá", pensó.